Visites

Noemí:  Mira, mira, mira. EG: Hola precioso, ¿que haces la croquetita, buen chico? ¿que estás tranquilo? Hola guapo, ahora es posible que, si yo pusiera la mano, me la destroza. Sobre todo si voy deprisa, y aquí es donde la gente cae en un error. Es posible que, o sea, que me lo dice a […]

Porque él cuando yo me vaya hoy diga: Bueno, a este tío le he dado de leches, le he hecho de todo, no ha dicho nada. Las mujeres de casa no han dicho nada. Y ¿sabes qué? Prefiero mucho más esta sensación que no la sensación de estar asustado e intranquilo. Entonces él se acerca,

Noemí: Es que yo hasta ahora no he tenido otro gato… Júlia: Por miedo Noemí: Por miedo. EG: Esto le ha pasado a mucha gente. Entonces pensad que el cómputo de lo que es una persona y lo que es un gato, no tiene nada que ver. Porque él las personas quizás no las lee

Tu tienes la opción de decir: Pues mira, yo lo separo y estoy tranquila. O yo lo que quiero es que este gato haga vida normal y corriente y que pueda venir gente y que yo no lo tenga que encerrar. Y si eso es tratable, sí que lo es. Pero sí que es verdad

Noemí: Claro, pero cuando la gente viene, se asusta. Y la gente que ya lo conoce ya entra con miedo. ES: Claro. Este gato también lleva una etiqueta de asesino. Entonces tus visitas relativamente comunes, además de que vienen a tu casa, encima vienen sufriendo. Júlia: Exacto. Noemí: Viene muy poca gente, ¿eh? EG: Claro.

Ahora que este gatito está más tranquilo, me voy a mover un poquito, ¿vale? Shh, tú, chico. No flipes tanto, chico, no flipes tanto, no flipes tanto. ¿Ves? Noemí: Y si me muevo yo, me atacará a mí. EG: Te deberías haber vestido un poco mejor para la ocasión, ¿de acuerdo? Noemí: ¡Es que llego

Estoy en Badalona visitando a un gatito que ataca los extraños. A ver qué me encuentro esta vez. ¡Hola precioso! ¿Qué te pasa? En este primer momento que entramos es importante que no nos movamos demasiado ni tú, ni yo. Ya me ha dado un zarpazo, ya se ha quedado tranquilo. Noemí: ¿Quieres decir que