Hoy conoceremos a Maite, que adoptó un gato con 16 años de una protectora, que hace
un año que lo tiene en casa y nunca lo había tocado. Y hoy veremos cómo lo toca.
EG: ¡Hola! Mira, ya se ha deja tocar. ¡Ayy!
Bueno, le cuesta el contacto un poco, pero bueno. Fíjate que hoy, sin jamón ni nada, no le
hemos ofrecido nada. Solo le hemos dicho, va no seas tonto, que esto te interesa.
Maite: ¿Le estás tocando?
EG: Sí.
Maite: No me lo creo.
EG: Desde luego. La cuestión es que podamos hacer el trabajo y que tú
lo aprendas. Y esto que estoy haciendo ahora, lo harás tú. ¿Cómo lo ves?
Maite: Pues es casi un milagro. Como te he dicho, me acerco y se va, que es lo que a mí me da rabia.
Acepto que no te dejes tocar, pero, ostras, que me tengas este pánico, no.
EG: Fíjate que no me ha costado demasiado tocarlo tampoco.
Maite: No, no
EG: Ahora, como está muy bien y está muy relajado, lo
probarás tú, Maite.
Maite: Se marchará corriendo.
EG: Muy poco a poco. Ya pones la mano, estiras el dedo y comienzas rozando el pelo un poquito . Muy flojito, muy flojito. Muy flojito. Muy bien. ¿Le estás tocando? ¿Sí? Que ya tocaba, que después de un año en casa…
Maite: No sé el tacto que tiene. Lo estoy tocando, eh.
EG: Claro que lo estás tocando.
Maite: Pero lo estoy tocando, tocando.
EG: Tocando, tocando.
Maite: Pero escúchame, ¿cómo que te dejas tocar? No me lo creo, eh. De
verdad que no me lo creo.
EG: Vamos a tocarle la mejillita. Muy suave, la mejillita izquierda. Ay, que tonto.
¿Ves que no hace ni daño?
Maite: No, no hace daño.
EG: Volvemos a la pata. Suave, suave, suave.
Más lento, más lento. Lo estás tocando bien.
Maite: Sí, tengo el dedo apoyado.
EG: Él no se da el permiso para ser feliz y tú ahora le dirás: pues ya te lo doy yo el permiso.
Maite: Exacto.
EG: Se acabó
Hoy conoceremos a Maite, que adoptó un gato con 16 años de una protectora, que hace
un año que lo tiene en casa y nunca lo había tocado. Y hoy veremos cómo lo toca.
EG: ¡Hola! Mira, ya se ha deja tocar. ¡Ayy!
Bueno, le cuesta el contacto un poco, pero bueno. Fíjate que hoy, sin jamón ni nada, no le
hemos ofrecido nada. Solo le hemos dicho, va no seas tonto, que esto te interesa.
Maite: ¿Le estás tocando?
EG: Sí.
Maite: No me lo creo.
EG: Desde luego. La cuestión es que podamos hacer el trabajo y que tú
lo aprendas. Y esto que estoy haciendo ahora, lo harás tú. ¿Cómo lo ves?
Maite: Pues es casi un milagro. Como te he dicho, me acerco y se va, que es lo que a mí me da rabia.
Acepto que no te dejes tocar, pero, ostras, que me tengas este pánico, no.
EG: Fíjate que no me ha costado demasiado tocarlo tampoco.
Maite: No, no
EG: Ahora, como está muy bien y está muy relajado, lo
probarás tú, Maite.
Maite: Se marchará corriendo.
EG: Muy poco a poco. Ya pones la mano, estiras el dedo y comienzas rozando el pelo un poquito . Muy flojito, muy flojito. Muy flojito. Muy bien. ¿Le estás tocando? ¿Sí? Que ya tocaba, que después de un año en casa…
Maite: No sé el tacto que tiene. Lo estoy tocando, eh.
EG: Claro que lo estás tocando.
Maite: Pero lo estoy tocando, tocando.
EG: Tocando, tocando.
Maite: Pero escúchame, ¿cómo que te dejas tocar? No me lo creo, eh. De
verdad que no me lo creo.
EG: Vamos a tocarle la mejillita. Muy suave, la mejillita izquierda. Ay, que tonto.
¿Ves que no hace ni daño?
Maite: No, no hace daño.
EG: Volvemos a la pata. Suave, suave, suave.
Más lento, más lento. Lo estás tocando bien.
Maite: Sí, tengo el dedo apoyado.
EG: Él no se da el permiso para ser feliz y tú ahora le dirás: pues ya te lo doy yo el permiso.
Maite: Exacto.
EG: Se acabó
Avui veurem com la Maite, que va adoptar un gat amb 16 anys d’una protectora, que fa
un any que el té a casa i no l’havia tocat mai. I avui veurem com el toca.
EG: Hola. Mira, ja es deixa tocar. Aix… Li costa, el contacte, una mica, però bueno… Fixa’t que
avui, sense pernil ni res, no li hem ofert res. Només li hem ofert de dir-li, va, no siguis
tonto, que això t’interessa.
Maite: l’estàs tocant?
EG: Sí.
Maite: no m’ho crec.
EG: i tant. La qüestió és que puguem fer la feina i que tu l’aprenguis. I això
que estic fent jo ara ho faràs tu.
Com ho veus, això?
Maite: És quasi un miracle. Perquè ja et dic, quan m’acosto se’n va, que és el
que a mi em fa ràbia. Accepto que no et deixis tocar, però, ostres, que tinguis aquest
panic, no?
EG: Fixa’t que no m’ha costat gaire tocar-lo, tampoc, eh? Ara, com que està molt
bé i està molt relaxat, ho provaràs tu, Maite.
Maite: Marxarà corrents.
EG: Molt poquet a poquet, ja poses el mà, estires el dit, i li comences rosant
el cabell una miqueta. Fluixet, molt fluixet, molt fluixet, molt bé.
L’estàs tocant? Sí? Que ja tocava, que després d’un any a casa…
Maite: Si no sé el tacte que té. L’estic tocant, eh?
EG: Clar que l’estàs tocant.
Maite: Però l’estic tocant, tocant.
EG: Tocant, tocant.
Maite: Però escolta’m, com és que et deixes tocar? No m’ho crec, eh? De veritat
que no m’ho crec.
EG: Anem a tocar-hi la galteta, molt suau, la galteta esquerra.
Ai, que és tonto. Veus que no fa ni mal.
Maite: No, no fa mal.
EG: Tornem a la cuixa. Suau, suau, suau. Més lent, més lent.
L’estàs tocant bé.
Maite: Sí! Tinc el dit arrrepenjat.
EG: Ell no es dona permís de ser feliç i tu ara li
diràs… Doncs ja te’l prenc jo, el permís.
Maite: Exacte.
EG: S’acabó.