Damita, Goliath y Nina
per Montserrat Escardó
Llamé a Jordi porque tenía un problema de convivencia entre mis animales, Nina (cocker de 2 años), Goliat (gato de 1 año y pico) y Damita (gata de 1 año y pico). Los dos gatos están castrados. Nina y Goliat llegaron a casa con poca diferencia, han crecido juntos y se pelean jugando sin hacerse nunca daño.
Casi un año después que llegaran ellos, recogí a Damita de la calle con aproximadamente 6 meses. Esto ocurrió en el mes de marzo, y enseguida vimos que los otros dos no la soportaban, trataban de intimidarla, se le comían la comida y la pobre estaba siempre escondida debajo de un sillón. En septiembre decidí castrar a la gata y, para que se recuperase de la operación sin sobresaltos, monté su comedero y su arenero en mi habitación. Yo sabía que esa situación era provisional porque no era bueno que estuviese aislada ni yo quería convertir mi cuarto en una jaula.
Llamé a Jordi y le expliqué el problema: integrar a los 3 animales de forma que convivieran de manera natural sin tener que intervenir yo o haciéndolo lo menos posible. En esa época yo tenía los nervios destrozados y la situación de los animales lo acababa de empeorar. Jordi me ayudó a perder el miedo que tenía y me dió esperanzas de que se podía cambiar la situación, eso sí, con trabajo y constancia por nuestra parte durante un tiempo.
Las pautas que me dió fue el acercar a los 3 animales de forma progresiva y controlada, creando durante unas horas al día una atmósfera tranquila, tapar los bajos del sillón para que Damita no pudiese esconderse a las primeras de cambio y tratar de estar yo lo más tranquila posible. Durante un par de meses monté la “escuela” en los ratos que tenía libre después de trabajar: Me instalaba en nuestro sofá y los colocaba a los tres a una distancia prudente, que se vieran pero que yo pudiese evitar los ataques de Goliat (mi precioso gato negro) hacia Damita, y evitar en lo posible los ladridos de Nina, la perra, que se ponía histérica en cuanto alguno de los dos se movía.
Fue un trabajo constante y progresivo. Hubieron algunos zarpazos al principio, pero poco a poco conseguí que compartieran sofá sin que fuese una casa de locos. Nunca conseguiré que se quieran porque aún a día de hoy de repente Goliat le suelta un mamporro a Damita. Y Nina persigue a Damita siempre que puede, pero como mínimo, Damita ha ampliado sus horizontes todo y que sigue temiendo el espacio abierto salvo si hay comida por enmedio.
Nuestra vida con los bichitos dio un gran giro gracias a las pautas recibidas de Jordi. me ha costado tiempo escribir sobre esto pero vale la pena compartirlo con quienes estén sufriendo algo así porque todo tiene remedio. Yo sufría por todo, porque Damita se hacia sus necesidades en el suelo de puro miedo, porque temía que se hicieran daño unos a otros cuando yo no estuviese, y al final, cuando di el paso de ponerlos a todos juntos y sin supervisión, gracias a los ejercicios pudieron convivir, dormir junto a mi en el sofá los tres juntos.