Camilo y Ernesto

per Luís Alberto Romero

Camilo es un gato de raza europea de aspecto atigrado y de carácter algo duro, Ernesto es un siamés de una simpatía poco habitual (según dicen) en esta raza de gatos. Viven con nosotros (somos 3 de familia) desde hace unos 12 años Ernesto y unos 10 Camilo. Nunca habíamos tenido que intervenir en la relación que tienen salvo en contadas ocasiones que algún malentendido trajo alguna pelea entre ellos pero inmediatamente todo volvía a la normalidad, es más, siempre tuvimos la certeza de que la llegada de Camilo fue lo mejor que le pudo pasar a Ernesto ya que paso a jugar, compartir espacios y un montón de cosas con uno de su especie y su carácter mejoro muchísimo.

Un desgraciado día, Camilo en uno de sus juegos y saltos tuvo un accidente (se calló del balcón de casa a la calle) en el que se produjo una lesión medular de la que no esta recuperado al cien por cien pero vive sin limitaciones casi. Este tipo de lesiones son de recuperación lenta y como estuvo postrado un tiempo, resulto que los tuvimos que separar hasta que Camilo estuviera mínimamente recuperado.

Desde ese día, no los pudimos volver a juntar mas, cada vez que se veían se peleaban con un agresividad que no lo podíamos creer, no parecían nuestros adorables gatos. Intentamos todo lo que estaba en nuestra mano y nada daba resultado. Así fue durante 9 o 10 meses; vivíamos con la casa partida en dos. Resignados a que esta situación sería eterna y con el temor de que por cualquier error se juntaran en la misma habitación, se pelearan y lastimaran de gravedad.

En estas estábamos cuando un día al pasar frente a la biblioteca de Ciutadella leo en un cartel que la Asociación Protectora de Animales de Ciutadella invitaba al que lo quisiera a una charla que daría Jordi “el educador de gatos”, le reconocí en la foto y recordé que hacia unos años había leído un reportaje que le habían hecho en el periódico “La Vanguardia “ por lo que ya estaba enterado de su trabajo con gatos y pensamos que teníamos que lograr que el los viera y nos dijera algo.

Después de comunicarnos con la Protectora, conseguimos una cita con el y finalmente los vio. Fue un domingo al mediodía, y lo sorprendente fue que desde ese domingo los gatos están juntos, al principio solo cuando estábamos nosotros en casa pero al cabo de tres meses habíamos vuelto a la situación original, la de antes del accidente de Camilo, juntos todo el día y con el tiempo volvieron los juegos entre ellos y todo lo que había desaparecido.

No fue magia ni nada raro, solo nos enseño como se comportan los gatos, a entenderlos y repitiendo algunos ejercicios con ellos la cosa se relajo, lo demás fue cuestión de tiempo, paciencia y por supuesto amor por ellos.

Lo que no quiero dejar de decir es que todo lo que habíamos intentado antes de Jordi, salvo excepciones, era contraproducente y eso es lo que aprendimos con el, a entender como actuar sin empeorar las cosas. Nadie nos había explicado con tanta claridad como son los gatos, como funcionan y como tratarlos. Quedamos muy satisfechos y contentos con esta experiencia. Ha sido un placer conocerlo personalmente y estamos muy agradecidos con el.

Por ultimo ahí van unas fotos de los personajes de la historia a modo de presentación.

Saludos a Jordi de Tatiana y Luis.

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