Chispita y Trufa

per Gema Gómez

Somos una pareja que ya vivíamos con cuatro gatos recogidos de la calle, Chispita una de nuestras protagonistas era por orden de llegada la más pequeña y además la más mimada, todos vivíamos con bastante armonía hasta que en el patio de nuestra casa empezó a bajarse del tejado otra gata negra como Chispita, muy bonita, con muy buen aspecto pero increiblemente gorda, pensamos con seguridad que estaría embarazada y como estábamos en pleno invierno y con esas circunstancias, nos daba una pena tremenda. Nuestra primera intención era quedárnosla hasta que nacieran los supuestos cachorros y luego darlos en adopción. Y eso es lo que hicimos en un principio, le habilitamos un pequeño espacio en la terraza cerrada, la llevamos al veterinario confirmándonos éste que por lo menos traía tres gatitos y que le quedaba aprox. un mes de gestación, pero pasaron como dos meses y la gata seguía igual de gorda y no paría, chispita cuando se aproximaba a la puerta le daba bastantes golpes y se ponía bastante furiosa con ella. A Trufa (la gata gordita) la volvimos a llevar al veterinario y lo más fuerte fue que nos dijo que se había equivocado, que para nada estaba embarazada, solo que era una gata obesa y que había que ponerla a dieta. Así que ya a esas alturas ya nos habíamos encariñado con ella, la llamamos Trufa y la castramos, decidimos quedárnosla hasta que alguien de confianza la adoptara, pero de eso hace ya más de un año, Trufa sigue con nosotros y la queremos un montón, pero Chispita parece ser que no opina igual.

Desde que Trufa ya se integró en toda la casa y era una más, Chispita se volvió muy temerosa y celosa de ella. Donde estaba Trufa no podía estar ella. Chispita andaba constantemente en alerta y escondiéndose para no toparse con Trufa, pero nuestra casa es pequeña y los encuentros inesperados eran por desgracia muy frecuentes, entonces Chispita al verla se ponía histérica, empezaba a correr como una loca y a gritar y Trufa que ya se sabía el juego iba tras ella, a veces Chispita escapaba de una pelea segura subiéndose a una estantería del salón para ponerse a salvo, ya que Trufa no sé si por estar tan gorda o qué, pero ahí ella no se subía. Otras veces se enzarzaban en peleas monumentales en las que nosotros también nos poníamos bastante nerviosos. Así que durante este año y pico hemos vivido entrando y sacando a una y a otra para que no estuvieran juntas en el mismo espacio y, por supuesto con todas las puertas cerradas. Era un sin vivir, muy estresante para nosotros y me imagino que también para ellas. Además de sufrir arañazos en muebles por las constantes escapadas violentas de chispita y arañazos en mis manos por intertar separarlas en las peleas.

Esta situación era isostenible, ya no podíamos más y decidimos llamar a Jordi, el cual se desplazó desde Barcelona hasta Madrid que es donde vivimos. Llegó un sábado por la mañana y nada más llegar y conocer a las dos gatas protagonistas empezó una terapia de choque entre ellas, muy controlada y muy sutil, con susurros y mucha calma y sosiego y, a la vez explicándonos a nosotros la situación y cómo debíamos actuar con cada gata y en cada situación. Lo más importante para nosotros fue cómo con las pautas que Jordi nos daba ya veíamos los resultados en las gatas muy favorables en esa misma mañana. Eso nos dió mucha seguridad en nosotros mismos ya que antes no sabíamos si actuábamos bien con ellas. Desde el primer momento Jordi supo qué hacer y cómo controlar la situación, de hecho estuvimos en un espacio cerrado todos juntos con las gatas juntas y no hubo peleas entre ellas, de hecho Trufa empezó a pasar de Chispita y ahí empezó el cambio.

Jordi después de pasar una horas con nosotros se marchó y nos dijo cómo teníamos qué actuar. Por supuesto esto es un trabajo de día a día, pero la evolución está siendo muy positiva, vamos poco a poco, hay días en los que se encuentran por sorpresa por un pasillo y aunque chispita salga corriendo para ponerse a salvo, Trufa se para y ya no corre tras ella. Estando en el patio, en el salón…, Trufa al principio se fija en ella, pero al momento se da la vuelta y pasa de ella. Chispita poco a poco va congiendo confianza y va perdiendo el miedo, aunque tiene días, pero también el cambio en ella está siendo muy positivo. Hay días que duermen la siesta juntas en la misma habitación aunque cada una en un sofá distinto, y cuando están despiertas Chispita puede estar muy cerca de la otra, alerta por si acaso, pero ya bastante más relajada, y por supuesto y lo mejor para nosotros es que tenemos todas las puertas de la casa abiertas sin ningún problema, hace unos días veíamos la tele todos juntos en paz y tranquilidad.

Estamos muy contentos con los resultados que estamos teniendo, Jordi vino hace poco, aún es pronto, pero tenemos mucha confianza en que las gatas acabarán siendo amigas. Por supuesto recomiendo a todos los amigos que estén en una situación similar o parecida que no duden en llamar a Jordi, desde luego nosotros ya llevábamos mucho tiempo intentando por nuestra cuenta sin asesoramiento de un experto una convivencia feliz y nos fue absolutamente imposible. Gracias a que pudo venir Jordi estamos todos muchísimo mejor, se nota desde el primero momento que es un profesional y un experto, además de tener una sensibilidad especial, que desde luego no todo el mundo tiene.

Gracias Jordi.

Un abrazo, Gema.

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